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miércoles, 11 de enero de 2012

El pujante mercado negro del arte


Los expertos apuntan que el saqueo del patrimonio cultural podría oscilar entre los 2.000 y los 5.000 millones de euros al año. Sin duda, la pintura es la obra más deseada por los ladrones de arte. 
 
 
 
Roban un 'picasso' en Atenas

El robo de un cuadro pintado por Pablo Picasso en 1934 de la Galería Nacional de Atenas, como sucedió hace pocos meses con el Codex Calixtinus sustraído de la Catedral de Santiago de Compostela, vuelve a poner de manifiesto la constante pujanza de uno de los mercados negros más lucrativos, el de las obras de arte.

El tema no es, ni mucho menos, nuevo. Los expertos en arte y las policías de todo el mundo son conscientes del constante saqueo del patrimonio cultural que alimenta el mercado negro del arte en cualquier rincón del planeta. Pero cuantificar el dinero que mueven los robos de obras de arte y su posterior aparición en el mercado negro es prácticamente imposible, no sólo por la difícil evaluación del valor real de lo sustraído, sino también porque muchos robos, normalmente por cuestiones fiscales, ni siquiera llegan a ser denunciados, pero los expertos apuntan que las cifras oscilan entre los 2.000 y los 5.000 millones de euros al año.

La nómina de obras de arte sustraídas que manejan las policías de todo el mundo impresiona:
  • Más de 500 obras de Pablo Picasso
  • 371 de Joan Miró
  • 310 de Marc Chagall
  • 279 de Salvador Dalí
  • 196 de Alberto Durero, 178 de Rembrandt
  • 154 de Andy Warhol
  • y así con centenares y centenares de obras de artistas de todas las épocas.

Sin duda, la pintura es la obra más deseada por los ladrones de arte. De hecho, este tipo de robos ha sido el que más repercusión ha alcanzado en los últimos cien años desde que en 1911 La Gioconda de Leonardo da Vinci fuese sustraído del Museo del Louvre y tardase dos años en ser encontrada por la policía.

Ha llovido mucho desde entonces, pero lo cierto es que el robo de obras de arte es una constante, sobre todo, en la últimas décadas. Baste recordar que en 1990, dos ladrones disfrazados de policía asaltaron el Museo Isabella Steward Gardner de Boston llevándose The Concert, una obra de Jan Vermeer valorada en 75 millones de euros, y 11 obras de Rembrandt, Degas y Manet. Un año después, desaparecieron 20 cuadros de Van Gogh en el Museo que lleva el nombre del artista en Amsterdam.

El año 2002 fue uno de los peores de la historia reciente en lo que robos de obras de arte se refiere. En mayo, el francés Stephane Breitwieser confesó haber sustraído durante seis años más de 170 obras de arte entre las que se incluían las de firmas tan cotizadas como Bruegel, Watteau y Cranach. En septiembre, unos pocos minutos fueron suficientes para que los ladrones, detenidos meses después, se llevaran del domicilio de Esther Koplowitz 17 valiosos cuadros entre los que se incluían El columpio y La caída del burro, de Goya. En diciembre, y gracias a un agujero practicado en el tejado, desaparecieron del Museo Van Gogh de Amsterdam dos obras del maestro postimpresionista holandés. Y ese mismo mes unos encapuchados se llevaron del Museo Nacional de Suecia el Autorretrato de Rembrandt y la Joven parisina y Conversación de Pierre Auguste Renoir.

Entre los robos más sonados figuran también el de El Grito y La Madonna de Edvard Munch del Museo de Nacional de Noruega, en Oslo, en 2004. También en 2004 fue robado Nature morte á la charlotte, de Pablo Picasso, mientras se encontraba en el taller de restauración de parisino Centro Pompidou. En 2005 desparecieron veinte pinturas de la escuela holandesa del siglo XVII robadas del Museo Westfries, en la localidad holandesa de Hoorn. Y como no recordar la sustracción, en mayo de 2003, del famoso Salero de oro de Cellini, valorado en 50 millones de euros y considerado por los expertos como La Gioconda de la escultura, que fue robado del KHM Museum de Viena aprovechando la colocación de unos andamios en su fachada.

En 2009 saltó a las primeras páginas de los diarios de medio mundo el robo de Adolescencia, un cuadro que Salvador Dalí pintó en 1941, y que fue sustraído por unos encapuchados en el museo Scheringa de la localidad holandesa de Spanbroek. Además del lienzo del pintor de Cadaqués los atracadores, que actuaron a plena luz del día cuando el museo recibía a sus visitantes y luego huyeron como el que no quiere la cosa en Volkswagen Golf, se llevaron también La musicienne, obra de la polaca Tamara de Lempicka.

Hace poco más de un año robaban en Ucrania, el Museo de Arte Occidental y Oriental de Odessa, El prendimiento de Cristo, también conocido como El beso de Judas, obra de Michelangelo Caravaggio. En julio, el blanco elegido fue el Codex Calixtinuus y ya en 2011 de nuevo le ha vuelto a tocar el turno al gran clásico de los robos de arte, Pablo Picasso.


Fuente: La Gaceta.

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